Según la Asociación de Almacenamiento de Energía, el químico de Exxon Stanley Whittingham desarrolló el concepto de las baterías de iones de litio en la década de 1970, y Sony y Asahi Kasei crearon el primer producto comercial en 1991.
Las primeras baterías se utilizaron para la electrónica de consumo, por ejemplo, en los teléfonos móviles. Ahora, gracias al éxito y la fiabilidad que demostraron estas baterías de iones de litio, numerosas empresas han desarrollado celdas de mayor tamaño para su uso en aplicaciones de almacenamiento. Las baterías se utilizan para almacenar energía cuando se genera un exceso de electricidad y volcarla a la red eléctrica cuando más se necesita. Esta evolución ha sido posible gracias a los rápidos avances en la tecnología de baterías, basados en el uso generalizado de los teléfonos móviles, los ordenadores portátiles y los vehículos eléctricos.